Overview

Este proyecto fotográfico aborda, como en muchos de mis trabajos anteriores, la relación del ser humano con el territorio y, en este caso concreto, de cómo el territorio es generador de identidad. El punto de partida surge cuando mi hija, su madre y yo mismo nos hicimos un test de ADN. Los resultados fueron sorprendentes: aparte de, como esperábamos, pertenecer los tres al grupo genético ibérico, también aparecieron rastros genéticos de otros grupos como báltico, judío askenazí, medio oriente, irlandés, escocés y galés, griego, italiano, balcánico... Estos resultados solamente pueden definirse de manera precisa con una palabra: complejidad. Cuando solapamos en el mapa los territorios y países que componen nuestra estimación étnica abruma pensar que “somos” de todos estos lugares. Pero, ¿qué significa soy de aquí o de allá? ¿Cómo afecta un descubrimiento de esta naturaleza a nuestra identidad?



Entiendo la identidad como una suma de múltiples identidades que nos conforman como seres humanos, y sobre todo, entiendo la identidad como algo capaz de evolucionar y moverse en el tiempo. En Un montón de ayer me propongo fotografiar todos los lugares de origen de nuestros grupos genéticos para conformar un territorio ficticio, en el que no sea posible saber dónde ni cuándo estas hechas las fotografías que lo componen. He desarrollado una técnica aplicando acetato impreso con tintas de pigmentos minerales sobre pan de plata que formalmente recuerda al daguerrotipo. Esta aproximación formal al mismo tiempo que la aparente mirada nostálgica hacia el pasado nos conecta con el romanticismo, movimiento al que debemos el concepto contemporáneo más rígido de identidad nacional. Utilizando este lenguaje conseguimos generar una nueva identidad adscrita a este territorio ficticio, de tal manera que el espectador que conecte con este trabajo lo perciba como un lugar propio, mutando su identidad territorial gracias a su propia experiencia.
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